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Bancamiga respalda el Proyecto Macuro y la preservación de la tortuga carey

Bancamiga respalda el Proyecto Macuro y la preservación de la tortuga carey

Proteger a la tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es el corazón que hace latir al Proyecto Macuro, programa que promueve la preservación de las poblaciones de esta especie, sus nidos y su hábitat con la crucial colaboración de las comunidades locales.

Años de duro trabajo en Macuro, en las costas de la Península de Paria, importante lugar de desove de la carey, han servido para generar conciencia sobre la necesidad de proteger las áreas de anidación en ese ecosistema clave para la sobrevivencia de este reptil en peligro crítico de extinción, una de las cinco especies de tortugas marinas que existen en Venezuela.

La caza furtiva por su llamativo caparazón de vetas doradas, marrones y negras -utilizado, tristemente, para hacer costosas artesanías- y el consumo humano de sus huevos y su carne son grandes amenazas junto a la pérdida de espacios para anidar en zonas costeras y la reducción de los arrecifes de coral en los que se alimentan.

Clemente Balladares, coordinador de este proyecto premiado en los Global Energy Awards después de dos décadas de fuerza de voluntad puesta al servicio del rescate de tortugas marinas, subraya cómo la idea de construir una “alianza” con la gente de la comunidad ha sido fundamental. Sin ello hubiese sido imposible el éxito de la iniciativa, respaldada por el New England Aquarium, el Ministerio del Poder Popular para el Ecosocialismo, el Instituto Nacional de Parques (Inparques) y la ONG Provita, en un esfuerzo conjunto al que se ha unido Bancamiga.

“Contratamos a personal local, los entrenamos, les enseñamos que ellos están mejor ayudando la tortuga que consumiendo a la tortuga”, comentó Balladares.

Hasta 80% en la disminución de saqueos a los nidos de las especies de tortugas que desovan en Macuro, entre ellas la carey, es una prueba maravillosa de los pasos dados hacia adelante en un lugar que Colón bautizó como ‘Tierra de Gracia’.

“Yo era pescador, también era uno de esos saqueadores por ahí, y lo que me hizo cambiar fue el conocimiento que tomé para salvar esta especie”, relató José Miguel Reinoza, colaborador del proyecto. “Me gustó el trabajo y aquí estamos en eso, luchando por ello, para que mis nietos vean esta especie, para que sepan lo que es una tortuga marina”.

Más de 14.000 tortuguillas salidas del cascarón, muy vulnerables a la depredación de otros animales, han sido liberadas en el mar para ayudar a su recuperación. Pasan años para llegar a la adultez, etapa en la que pueden alcanzar entre 60 y 100 centímetros de longitud y entre 48 y 80 kg de peso, aunque hay ejemplares que consiguen superar los 100 kg.

“Hemos tenido años de 200 nidos”, recuerda Balladares con satisfacción.

La limpieza de las áreas es vital para brindar las condiciones necesarias para que el parque nacional Península de Paria, con 150 km de costa y más de 45.000 hectáreas, siga siendo un santuario para las tortugas carey.

“Hemos estimado que en limpiezas interanuales hay hasta 400 kilos de plástico por cada 100 metros de playa”, expresó Balladares frente a un problema que califica como “grave”, por lo que llama a la población a reducir la utilización de plásticos que terminan siendo desechados en las aguas.

Para Bancamiga apoyar este proyecto es “muy positivo” y “se debe repetir en otras partes de Venezuela”.

Además de la carey, la tortuga verde (Chelonia mydas), la caguama (Caretta caretta), la maní (Lepidochelys olivácea) y la cardón (Dermochelys coriácea) son las otras especies de tortugas marinas en Venezuela.

Para saber más del Proyecto Macuro, visite el canal de Bancamiga en Youtube: https://www.youtube.com/watch?v=Coufswx3N1k

Como empresa comprometida con el desarrollo sostenible, Bancamiga apoya propuestas que contribuyan a la preservación del medio ambiente y tengan un impacto positivo en la comunidad.

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