Glass Marcano: “Nunca cambiaría por nada del mundo ser venezolana”
En un mundo totalmente nuevo, Glass Marcano ha logrado resplandecer y dejar muy en alto el nombre de Venezuela y la esencia de la mujer. Sin buscarlo, y sin quererlo, Gladysmarli (su nombre de pila) se ha convertido en magia, y se ha sumergido en un impresionante viaje de sueños del que aún no ha podido despertar.
Nacida el 31 de mayo de 1997, en un hogar humilde de San Felipe, estado Yaracuy, empezó a formarse en la música a los cuatro años, como un rogar claro de su madre para apaciguar su mal carácter, una meta que conectó 20 años después con Francia, país en el que actualmente reside y desde donde toma aviones por toda Europa para dirigir las mejores orquestas del mundo.
Rompiendo esquemas
Abriendo paso a un tono de piel que tiene pocos espacios en Europa, y a un género que cada día alza más alto su voz, Glass Marcano se convirtió en la primera mujer de color en dirigir la Orquesta Sinfónica de París, y también en la primera latinoamericana en dirigir la Sinfónica de Bruselas, sus próximas paradas: Alemania, Canadá y Viena.
“Si todas las acciones que yo puedo hacer, pueden ser logros para Venezuela, para los latinos, y para mi raza, trataré de hacerlo lo mejor posible, para que en el futuro esto no sea el centro de la noticia. Pero, por ahora, si esa es parte de mi misión, y en ciertos momentos debo ser la primera, voy a tratar de que sea lo más explosivo posible, para que todos puedan sentir orgullo de ello, y estas puertas no se vuelvan a cerrar”, dijo la directora.
Glass compara su historia de vida, como una de esas que solo existen en los cuentos de hadas. Empezó a dirigir como un juego, luego lo hizo de forma oficial, por primera vez, en 2012, al frente de la Sinfónica de la Juventud de Yaracuy, en un viaje que hicieron a Colombia, y en esa curiosidad por siempre ir más allá, en 2019 encontró en Google el concurso “La Maestra”, el cual desarrollaría su primera edición ese mismo año en París, y que buscaba encontrar mujeres jóvenes con habilidades destacables para la dirección.
Poder viajar a Francia significó un giro de 360° para ella. Llegó la pandemia, cerraron todos los vuelos desde Venezuela y gran parte del mundo, y como cosas de Dios, la embajada de España en Caracas habilitó un vuelo humanitario para devolver a casa a sus connacionales en el que ella se pudo montar, y llegar a París un día antes de su presentación.
Ganadora del Premio de La Orquesta
Sin hablar el idioma, y aún con el horario invertido, Glass pudo resaltar entre las 220 postuladas y convertirse en una de las 12 preseleccionadas, y además llevarse en ese concurso el “Premio de La Orquesta”, el cual se obtiene por la votación de todos los músicos que son dirigidos en todas las tres fases del concurso por las directoras. Se trata del segundo galardón más importante del evento, después del primer lugar.
“Cuando anunciaron el premio yo no lo sabía, no lo entendía, estaban hablando porque todo fue en francés. Cuando escuché mi nombre pensaba que me estaban entregando un certificado que le iban a dar a todas las candidatas. No tenía idea de que era el Premio de La Orquesta. Después de que terminó la final, todas mis compañeras me dicen: – ‘Glass, ¿estás consiente de que ganaste el Premio de La Orquesta, no?’, y yo dije: – ‘¿Gané el Premio de La Orquesta?’, y ahí fue que me enteré. Fue muy especial, porque luego supe cómo fue el proceso, y que cada músico votó por mí como su favorita. Realmente fue algo muy lindo”.
Pese a que ya está cerca de cumplir tres años de estar viviendo en París reconoce que no ha dejado nunca a un lado su esencia, ni como persona, ni como venezolana, y mucho menos el orgullo inmenso que siente de haberse formado en El Sistema de coros y orquestas que fundó el maestro José Antonio Abreu.
“Toda mi niñez y mi adolescencia se la agradezco a El Sistema y a Venezuela. Tuve una niñez y una adolescencia muy linda, nada más por pertenecer a esta familia tan bonita y ser venezolana. Yo creo que eso es lo más especial de todo. Es algo que nunca cambiaría por nada del mundo, en serio, yo puedo cambiar mis zapatos favoritos, mi perfume favorito, pero nunca cambiaría ser venezolana y ser latina. Creo que eso es lo que me hace lo que soy hoy en día”.
Ese carácter diferenciador fue lo que la hizo brillar en “La Maestra”, y lo que le ha hecho abrirse paso en Europa, un continente de culturas, colores y ritmos muy diferentes a los venezolanos. Aunque ya ha logrado acoplarse un poco más, admite que, en un principio, le costó mucho adaptarse a los ritmos y personalidades de todos aquellos músicos que tuvo que dirigir, especialmente en Francia.
“Aquí en Francia hay una manera muy especial y particular de hacer música, incluso el sonido, la manera de ejecutar es distinta, es diferente, es algo un poco más como en el aire, algo como más flotando. Pero si te vas a Alemania creo que el sonido viene como más de la tierra, un sonido más poderoso, entonces claro, mi personalidad va más con lo poderoso, pero ya le he agarrado el hilo, y ya puedo tranquilamente manejar y abordar las orquestas francesas, o de cualquier otra parte del mundo”, celebró.
En constante aprendizaje
Aunque en Europa no hay quien no se sorprenda de la forma imponente en que Gladysmarli dirige, y el maestro Emmanuel Hondré, director de Programación de la Philharmonie de París, llegó a decirle que era “la revelación de la batuta”, y Romain Fievet miembro del jurado por parte de la Orquesta París-Mozart dijo a la BBC que “el comité de selección eligió a Glass Marcano de forma unánime. Sus videos mostraban carisma, gran energía, ritmo corporal…”, ella considera que aún le falta mucho por hacer y vivir para considerarse una buena directora.
“La carrera del director es como el vino, mientras más viejo mucho mejor. Lo interesante empieza 20 o 30 años después de que comienza en este mundo. Es apenas allí cuando la gente empieza a decir: este es un buen director”, aseguró.
En consonancia con esto, a la pregunta, de si un buen director nace o se hace, Glass respondió: “Yo creo que el buen director se hace, porque, aunque se pueda nacer con el talento, y puedas tener ese talento innato, puedas tener la magia, todo esto debe trabajarse y construirse. Que nazcas con ese talento no indica que vayas a ser un buen músico, o un buen artista. Yo creo que depende mucho del desarrollo de cómo tú te construyas en ese proceso para llegar al objetivo”.
“La carrera del director de orquestas es una carrera muy solitaria. Si el convivir contigo mismo y con la partitura te es suficiente para ser feliz, entonces estás hecho para esto. Ese es el día a día de un director y eso es lo que te va a ayudar a decidir cuál es el camino que quieres elegir. Un director debe ser un buen líder, un ejemplo a seguir, y vivir en un estudio constante de cómo fortalecer esas virtudes”.
Para Glass Marcano dirigir es lo mejor que le ha pasado en la vida, es el momento en el que puede encontrarse consigo misma, y el tiempo en el que puede dejar todo de sí en un podio.
“Para mí cada uno de mis conciertos es algo muy profundo: escucho la música, veo a los músicos y me conecto con esa energía. Eso me transmite mucho y me transforma, me posee, y justo esta es la esencia del director: liderazgo, energía y compromiso”.
Amor infinito a El Sistema
Todo esto y mucho más lo aprendió en El Sistema y lo ha forjado en Francia: “Yo creo que pertenecer a El Sistema es la clave de todo. Considero que todos los venezolanos estamos bendecidos por contar con algo tan valioso como El Sistema en nuestro país. Creo que muchas personas no son conscientes del monstruo que tenemos en Venezuela. Lo que hay y representa a nivel mundial. Podría decir que es una de las creaciones más importantes que tenemos”.
“Siempre digo: Dios nos dio mucha suerte a los venezolanos por ponernos al maestro José Antonio Abreu en Venezuela y que él creara este gran sistema que nos ha cambiado la vida a todos”.
Describe que a diferencia de la rigurosidad con la que se aprende la música en Europa, en Venezuela, la música se educa como una parte del Ser de cada uno de los que forma parte de El Sistema.
“Aquí en Europa quizá se puede ver como un trabajo, como algo más profesional, administrativo, pero en El Sistema la música es tu alma gemela, tú dices ‘Yo soy El Sistema, yo soy la música, yo soy este compositor’, en Europa dicen ‘Yo soy parte de’. Del yo soy, a ser parte, hay mucha diferencia”.
En línea con esto, agradece. Y desde París siempre está muy al pendiente de todo lo que Bancamiga hace a diario por exaltar y honrar el trabajo de El Sistema, y todos sus núcleos, y además reconoce que el nombre de la banca en la que Juntos Hacemos Equipo, cada día resuena más dentro y fuera de nuestras fronteras.
“Yo sé que Bancamiga ofrece un gran apoyo a esos proyectos sociales, y especialmente a El Sistema. Me parece muy necesario para todos nosotros. Creo que esto, la esencia de ustedes, es eso que el maestro Abreu siempre quiso enseñar en nuestro país, y por eso tengo esa buena imagen de Bancamiga. Ese apoyo a todo lo social, a lo interesante, a lo innovador, esa apuesta al crecimiento, porque al final esa también es la fuerza que sigue moviendo a todos los venezolanos”, finalizó.